Las entidades de custodia que trabajan para la conservación de los ecosistemas fluviales y las zonas húmedas han adaptado las metodologías de la custodia del territorio a las peculiaridades que ofrece el medio fluvial. A semejanza de lo que ocurre en el ámbito marino, el agua que se encuentra en el medio natural no tiene propietario, sino que es de dominio público. Esto significa que es la Administración la responsable de gestionar los recursos hídricos con el objetivo de evitar las agresiones o el mal uso que se pudiera realizar sobre estos. A esta circunstancia se suma el hecho de que los terrenos colindantes a los ríos y humedales sí pueden ser de propiedad privada.
La custodia fluvial pretende involucrar a los diferentes actores que participan en la gestión de los ecosistemas fluviales. Para ello promueve acuerdos voluntarios entre entidades de custodia, administraciones públicas con competencias en la planificación y gestión de los sistemas hídricos, propietarios privados y usuarios de los ríos, como regantes y pescadores.
Así, el acuerdo de custodia fluvial se puede concretar en convenios de gestión, concesiones, autorizaciones para la conservación o contratos de servicios, entre otros. Las actividades a desarrollar en el marco de los acuerdos de custodia fluvial pueden ser muy diversas. En ocasiones estos acuerdos implican acciones puntuales y sencillas, como limpiezas de residuos, repoblaciones forestales con árboles de ribera o restauración de caminos ribereños. En otros casos, las iniciativas de custodia fluvial ponen en marcha complejas estrategias de gestión que se prolongan en el tiempo, tales como la promoción de prácticas agrarias que disminuyan los contaminantes que llegan al cauce o la colaboración con las comunidades de regantes para que reduzcan las captaciones de agua. A través de acuerdos de custodia también se está implicando a colectivos de pescadores en tareas de seguimiento y en la utilización de buenas prácticas en el desarrollo de la actividad de la pesca. Otra estrategia utilizada por las entidades de custodia es impulsar la declaración de un espacio fluvial como área protegida.
Custodia fluvial y voluntariado ambiental suelen ir de la mano, por lo que es frecuente que estos acuerdos se acompañen de actividades que sirven para acercar e implicar a la ciudadanía con los sistemas hídricos.
Como suele ocurrir en la custodia del territorio, en la custodia fluvial hay vida más allá del ‘acuerdo’. Otra metodología de gestión compartida utilizada por las entidades de custodia fluvial es lo que se conoce como ‘adopción de ríos’. Aunque los proyectos de adopción no implican la gestión total del espacio fluvial, sirven para mejorar y conservar un tramo de un río a través de actuaciones concretas sobre el terreno. Una iniciativa de adopción puede estar impulsada por una entidad, como un Ayuntamiento o una empresa, o por un grupo de personas implicadas con el tramo. A menudo, el vínculo entre ese colectivo y el río tiene su origen en actividades de voluntariado ambiental. En este caso el propietario (público o privado) sigue manteniendo la gestión de los terrenos de los que es responsable y sobre los cuales se llevan a cabo acciones de mejora y conservación a través de la participación ciudadana y de la colaboración. El papel de la entidad de custodia fluvial consiste en realizar algunas actuaciones y en asesorar o colaborar con estos propietarios comprometidos con la conservación. Puesto que las adopciones de ríos son iniciativas de gestión compartida, estas pueden enriquecerse con la participación otros actores complementarios como: agentes que tienen adquiridos derechos sobre el espacio fluvial, usuarios, personas expertas, personas sensibilizadas, centros educativos, otros grupos de voluntariado ambiental, otras administraciones, etc.
Recapitulando, la custodia fluvial es una herramienta innovadora que sirve para implicar a la sociedad en la conservación de los ecosistemas acuáticos. Al igual que en el ámbito terrestre, la custodia fluvial es una estrategia complementaria a la acción pública que propone soluciones a algunas de las limitaciones de las administraciones, ya sean de tipo competencial o por la insuficiencia de recursos económicos y humanos.
Estad atentos y atentas a próximas novedades, ya que mostraremos diversas iniciativas de custodia fluvial que actualmente se están desarrollando en el Estado español, gracias al incansable trabajo de nuestras entidades de custodia fluvial.