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Bodas de plata de la red de los espacios naturales protegidos, EUROPARC-España

Fecha de creación: 
Jueves, 21 Febrero, 2019

Hace 25 años un pequeño grupo de personas de distintas administraciones públicas tuvo la osadía de plantear un foro de trabajo para intercambiar experiencias y avanzar en los retos que planteaba la explosión de los espacios naturales protegidos en España. En esta entrevista, Marta Múgica de la Guerra, directora ejecutiva de la Fundación interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los espacios naturales y coordinadora de la Oficina Técnica de EUROPARC-España, comparte con la Plataforma de Custodia del Territorio los principales hitos de estos 25 años, destacando cómo han venido evolucionando los modelos de gobernanza en los espacios naturales en los que tiene un peso específico la custodia del territorio.

 EUROPARC-España es el principal foro que articula a los profesionales de la conservación y los espacios naturales protegidos en nuestro país. En paralelo a la fecunda producción de manuales, monografías, actas de congresos y otros materiales técnicos, EUROPARC-España lidera un llamamiento a la acción colaborativa desde el programa ‘Sociedad y áreas protegidas: áreas protegidas para el bienestar humano’.

Recientemente también se han celebrado 25 años de la red Natura 2000.

“EUROPARC-España nació para dar respuesta a una necesidad de trabajo colaborativo en un momento en el que se empezaba a desarrollar el marco competencial en materia de conservación de la naturaleza –explica la coordinadora de la Oficina Técnica de EUROPARC-España –. Destacaría la ilusión, el compromiso y la profesionalidad de un número creciente de personas que, desde sus administraciones, han ido consolidando este foro profesional de referencia”.

De hito crucial en estos 25 años de trayectoria califica Marta Múgica la elaboración colaborativa del Plan de Acción para los espacios naturales protegidos, una decisión tomada en 1999 que vio la luz en 2002. “Este Plan, sin vinculación legal, tuvo una fuerza y un calado técnico que realmente puso en el mapa al conjunto de los espacios naturales protegidos en España. De este plan nacieron los primeros manuales de referencia en materia de planificación, uso público y participación, y así hasta los trece manuales que existen a fecha de hoy, el último sobre adaptación al cambio climático, uno de los temas más recientes del que hace 25 años aún apenas hablábamos“.

“Tras aquel primer Plan de Acción se elaboró el Programa de Trabajo para las áreas protegidas 2009-2013, y el actual Programa ‘Sociedad y Áreas Protegidas: áreas protegidas para el bienestar humano’, nuestra actual hoja de ruta”, añade.

La relación de EUROPARC-España con la Red Natura 2000 es muy estrecha. Como comenta Marta, “EUROPARC-España está formada por las administraciones responsables de la planificación y la gestión de los espacios naturales protegidos. El 99,9 % de esos espacios forma parte de la Red Natura 2000. En el citado Plan de Acción (en aquel momento había 730 espacios declarados en España) ya se anunció que el desarrollo de la Red Natura 2000 triplicaría la superficie protegida, con las consecuencias y retos que esto supondría, y de los que podríamos hablar largo y tendido. A lo largo de estos años, tanto en los congresos de los miembros de EUROPARC-España y los congresos ESPARC, como en seminarios específicos, la Red Natura 2000 ha canalizado buena parte de los debates técnicos e intercambio de experiencias.

Desde EUROPARC España se desarrollan distintas iniciativas. Una de ellas es el programa ‘Sociedad y áreas protegidas’, que lleva varios años en funcionamiento.

‘Se trata del tercer documento estratégico de la organización. A diferencia del anterior programa y del primer Plan de Acción, este programa pone el énfasis en la acción y en las alianzas. Al revisar los retos identificados desde hace años, y lo mucho que se ha ido avanzando desde el plano puramente técnico, concluimos que lo urgente ahora es la acción colaborativa con muchos más agentes. Por eso es un llamamiento a la acción para incorporar la planificación y la gestión de las áreas protegidas como herramientas esenciales de la ordenación del territorio, reconocer a las áreas protegidas como territorios clave para el bienestar de la sociedad gracias a los servicios que generan sus ecosistemas y la biodiversidad que mantienen y mejorar la gestión de las áreas protegidas desde una perspectiva interdisciplinar que incorpore el conocimiento científico a la gestión”, puntualiza.

“Este Programa plantea, con una visión muy ambiciosa, generar alianzas más allá del trabajo con las administraciones. De ahí la importancia de profundizar en nuevos modelos de gobernanza que puedan dar respuesta al enorme reto de la gestión del 28 % del territorio bajo la Red Natura 2000 (y el 8 % marina), por no hablar de la sostenibilidad del conjunto del territorio que siempre debemos tener como horizonte”, concreta Marta.

“Para articular el avance del programa ‘Sociedad y áreas protegidas’ se identificaron ocho líneas estratégicas: integración de las áreas protegidas en el territorio, servicios de los ecosistemas para el bienestar humano, transferencia del conocimiento científico a la gestión, comunicación estratégica para aumentar el apoyo social y político, diversificación de los modelos de gobernanza, diversificación de los modelos de financiación, ambientalización de las políticas sectoriales y responsabilidad global y cooperación internacional”, añade.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Unas líneas estratégicas que se desarrollan a través de la celebración de jornadas de debate, proyectos específicos, acciones de formación, convocatorias de premios y fomento del intercambio de experiencias. “Nuestro deseo es que el Programa no sea solo la columna vertebral de las actividades catalizadas desde la Oficina Técnica y planteadas por los miembros que conforman la red de EUROPARC-España, sino que sea inspirador para otras entidades”.  

En cuanto a las custodia del territorio, Marta recalca que “tiene un peso específico en los debates sobre la diversificación de los modelos de gobernanza. Cada vez observamos más interés y ejemplos concretos en los que están implicados municipios, ONG, pequeñas empresas… Hay mucho potencial aún por desarrollar”.

A lo largo de los 25 años de trayectoria de la organización la percepción de los espacios naturales protegidos ha ido cambiando.

“Las áreas protegidas se conciben hoy día como un proyecto de conservación compartido, en el que la administración ambiental es responsable y garante última de los objetivos de conservación del patrimonio natural, y en el que debe contarse con otros muchos agentes implicados en la realidad del área protegida. Aunque el foco esté efectivamente puesto en la conservación, es cada vez más evidente que deben redoblarse los esfuerzos por transmitir a la sociedad el importante papel que juegan unas áreas protegidas adecuadamente gestionadas en el bienestar de la sociedad. Se trata de visibilizar los diversos  servicios que los espacios naturales nos proporcionan: su trascendental papel en el ciclo del agua, su papel estratégico como espacios proveedores de producciones agrarias de calidad, su insustituible función como espacios para el disfrute y recreo en la naturaleza...”, enumera.

Aun así, explica que queda mucho por avanzar. “Es cierto que en la práctica, aún hoy día observamos las reticencias y reparos que despiertan las áreas protegidas, principalmente entre la población local, entre los vecinos de ciertas zonas. Debe trabajarse para revertir esta percepción negativa. Las áreas protegidas pueden aportar un marco de oportunidad para la dinamización social y económica en estos territorios, aunque, lógicamente, no son la panacea ni van a poder llegar a convertirse en la mayoría de las ocasiones en un eje motor del desarrollo, no son su objetivo; sí pueden, y aquí deberíamos poner el acento, ser un elemento más que contribuya al progreso de estos territorios, empezando por el reconocimiento de sus valores patrimoniales y continuando por el desarrollo de iniciativas y proyectos en el territorio, apoyados por la administración, y no solo ambiental, donde otros actores comprometidos tengan también protagonismo”.

En todo este engranaje, el papel de la custodia del territorio en relación a los espacios naturales protegidos es clave.

“En estos años hemos asistido no solo al reconocimiento legal del concepto, más ensayado en otros países con una cultura de participación social quizá más arraigada, sino a la puesta en práctica de acuerdos concretos en áreas protegidas. Casi un 40 % de los acuerdos están en espacios Natura 2000, dato de por sí muy positivo –insiste Marta– . La intervención de distintos actores en estos acuerdos (organizaciones ambientales, propietarios, administraciones de distintas escalas) necesariamente ha de mejorar las condiciones de trabajo colaborativo. Como en otras facetas de la vida, conocer de cerca los problemas y poder ser protagonista de las decisiones y de las acciones para mejorar la situación ayuda a comprender las limitaciones y las posibilidades de un modo más realista y responsable. Todo ello ayuda, sin duda, a mejorar la percepción social hacia los espacios naturales protegidos”.

La coordinadora de la Oficina Técnica de EUROPARC-España se muestra convencida de que cada vez será mayor el número de experiencias de éxito en el ámbito de la gestión a través de iniciativas de custodia del territorio.

 “Sería el caso del proyecto del Tancat de la Pipa, en el Parque Natural de la Albufera de Valencia, premio Experiencias Inspiradoras 2018 del Programa Sociedad y Áreas Protegidas, impulsado por EUROPARC-España. Se trata de una iniciativa muy interesante en la que dos organizaciones ecologistas impulsan la recuperación y puesta en valor de una emblemática zona del parque de la mano de una confederación hidrográfica, el propio espacio natural protegido, la administración autonómica y el ayuntamiento”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por lo que respecta a la evolución de los modelos de gobernanza, la coordinadora de la Oficina Técnica de EUROPARC-España comenta que “el esquema general que tenemos en España y en otros países de nuestro entorno se caracteriza por el peso casi único de la administración pública, estatal o autonómica. A lo largo de estos años hemos vivido cambios derivados del desarrollo competencial, como en otras políticas del país, que ha llevado a un escenario complejo donde la planificación y la gestión están muy distribuidas a distintas escalas. Una primera cuestión, desde mi punto de vista, es reconocer el ‘sistema’ de áreas protegidas (hablamos de más de un tercio de la superficie del país) como un elemento de primer orden en la política del país”.

“Hacer que este sistema, con muchas piezas complementarias gestionadas por distintos actores, sea un activo para la sociedad por sus valores intrínsecos de conservación del capital natural (biodiversidad, procesos biogeoquímicos...) y por sus servicios directos e indirectos (beneficios para la salud, turismo sostenible, patrimonio cultural asociado, saberes tradicionales, producción agraria sostenible...) requiere pensar con ambición en los modelos de gobernanza necesarios. Hay que avanzar en la capacidad de diálogo (reforzar la coordinación y la colaboración), en la transparencia (mejorar la cultura de rendición de cuentas), en nuevas capacidades profesionales (habilidades sociales, formación en mediación de conflictos, formación en procesos de participación) para, en último término, alcanzar una cultura democrática y de corresponsabilidad ciudadana”, sostiene.

“A corto plazo, pienso que seguirá teniendo mucho peso ‘lo público’, pero irá adquiriendo una relevancia creciente la sociedad civil organizada, sobre todo en las acciones concretas sobre el terreno. Además de profundizar en la diversificación de los modelos de gobernanza, que en último término pienso que debe llevar a aumentar la corresponsabilidad de la sociedad, es preciso mejorar con carácter general la gobernanza de las áreas protegidas, desde las figuras más asentadas como serían los parques nacionales y naturales, hasta los más recientes regímenes de protección privados o municipales, y por supuesto los espacios Natura 2000 donde habrá nuevos retos de gestión y por tanto se requerirán nuevas fórmulas creativas”, concluye.

 

Fotografías:

1-Visita a una propiedad privada en el Parque Natural Sierra de las Nieves, en el marco de una Jornada sobre conservación y desarrollo del territorio celebrada en Ronda en 2017.

2-La conservación de lugares de gran valor ecológico como los humedales pasa por la compatibilizacion con los usos agrarios en el territorio, como en la Reserva Natural Lagunas de Villafáfila, en Zamora.

3- Una de las excursiones del congreso ESPARC 2010 permitió a los  participantes visitar los espléndidos olivares tradicionales del Parque Natural de la Sierra del Espadán.

4-El Tancat de la Pipa, iniciativa de custodia del territorio en un área protegida reconocida en la primera edición del Premio Experiencias Inspiradoras del Programa Sociedad y Áreas Protegidas, impulsado por EUROPARC-España.

5-EUROPARC-España colabora con la Fundación Fernando González Bernáldez y las universidades Autónoma y Complutense de Madrid y Universidad de Alcalá en el Máster en Espacios Naturales Protegidos, que el año 2020 afrontará su vigésima edición. Muchos de las personas que han pasado por el Máster desarrollan su actividad profesional en espacios naturales, tanto en la administración ambiental como en organizaciones no gubernamentales, cooperativas, empresas privadas o corporaciones locales.

Autoría: Javier Puertas