A Morteira es una destacada referencia en la aplicación de la custodia del territorio para la conservación de los grandes árboles y bosques singulares en la comarca de El Bierzo. Además de realizar acciones directas de conservación, la asociación emprende iniciativas de estudio, protección y divulgación contando para ello con otras asociaciones, juntas vecinales, ayuntamientos y universidades. El Bierzo es “la rotonda de ecotonos” del noroeste peninsular. Su peculiar ubicación geográfica, su relieve y otras características ecológicas hacen de esta tierra leonesa uno de los lugares con mayor biodiversidad de la península ibérica donde, además, especies en peligro de extinción como el urogallo cantábrico y el oso pardo encuentran uno de sus últimos refugios. Los bosques autóctonos que acogen esta vida y los árboles monumentales que la elevan a categoría de símbolo cuentan allí con unos incombustibles aliados para su conservación. Para poder conocer mejor su labor hemos hablado con Toño Nespral Gaztelumendi, uno de los directivos de la asociación.
Morteira es el nombre que reciben en El Bierzo, Cabrera y en algunos lugares de Zamora y Galicia los bosques que sobreviven en las cabeceras de los valles como auténticas joyas de biodiversidad. La asociación nació para proteger los árboles monumentales de la zona. “Un grupo de personas procedentes del movimiento conservacionista que ya venían trabajando en anteriores grupos culturales y naturalistas como Tyto Alba, Genciana, Escola de Gaitas de Villafranca, Planeta Verde…, decidieron crear un grupo de estudio y protección de los árboles monumentales. El Bierzo, debido a su privilegiada situación fronteriza, es una zona de confluencia entre el mundo atlántico y mediterráneo; existe una gran diversidad biológica y cultural. A Morteira nació en el año 2005 como respuesta ante la falta de medidas de protección de este vivo patrimonio natural y cultural insustituible”, nos cuenta Toño. Los objetivos de la asociación son el estudio, la divulgación y la conservación de los árboles, los bosques y la biodiversidad que albergan, sin dejar de lado la cultura tradicional ligada a ese patrimonio. “Nos empeñamos en elevar la sensibilidad colectiva, fomentando y estimulando redes de colaboración y custodia que permitan salvaguardar este insustituible legado”, puntualiza.
A Morteira ha alcanzado convenios y acuerdos de custodia con distintas instituciones, como el Ayuntamiento de Ponferrada y Candín de Ancares, la Junta Vecinal de San Cristóbal de Valdueza, el Consejo Comarcal del Bierzo y la Universidad de León. En noviembre de 2005 la asociación firmó un convenio con el Consejo Comarcal del Bierzo, la Fundación General de la Universidad de León y la empresa Fgulem, cuyo objetivo es impulsar un plan de conservación de los árboles y arboledas singulares que existen en la comarca. De esta forma la asociación ha podido desarrollar diversas actuaciones. Además de esta intensa labor de conservación, la divulgación y sensibilización son otros campos que han centrado los esfuerzos de A Morteira. “A lo largo de los últimos años venimos organizando o participando en distintas jornadas divulgativas en torno a la gestión y conservación de los árboles y bosques. Hemos editado varias publicaciones relacionadas con los árboles como “Un futuro para el Castaño”, “Patrimonio secreto”, sobre la cultura y biodiversidad del Tejo en la cuenca del Sil, y “Entre Amigos”, sobre los árboles monumentales de Ponferrada. Y hemos desarrollado campañas de sensibilización en los pueblos, a través de los medios de comunicación y distintas instituciones para estimular la conservación de los árboles singulares, en especial de los castaños centenarios”.
Dentro de lo que son las acciones directas de conservación A Morteira no ha dudado en comprar para salvar algunos árboles. “Fue la solución in extremis en algunos casos como el gran castaño de Porcarizas. Más adelante supimos de otras fórmulas de colaboración, como los acuerdos de custodia del territorio, como el que firmamos con la pedanía de San Cristóbal de Valdueza bajo su tejo sagrado. Hemos desarrollado trabajos directos de conservación en numerosos árboles monumentales de El Bierzo, como El Ciprés del Monasterio de la Anunciada en Villafranca del Bierzo, El Xardón do Peruchín en Otero de Villadecanes, La Glicinia de la Casa de los Escudos de Ponferrada, El castaño do Campano de Villar de Acero…”.
La custodia del territorio en el ADN
El compromiso de A Morteira con la custodia del territorio como herramienta de conservación ha servido como solución para salvar árboles en peligro. “No nos quedó otro remedio que buscar alternativas urgentes, ya que los árboles iban cayendo uno tras otro; se les veía inertes por las cunetas y caminos. Si los maderistas podían comprar nosotros también. Poco a poco la Administración tomó cartas en este asunto y los paisanos y propietarios fueron espabilando y ya no vendían fácilmente sus centenarios castañeiros. A medida que pasaba el tiempo fuimos conscientes de la complejidad de la gestión y conservación de este increíble legado de nuestros antepasados por lo que tuvimos que buscar ayuda”. En su camino se han cruzado expertos como los hermanos Bernabé, José Moya o José Plumed. “Ellos han sido nuestros consejeros y maestros; han trabajado y colaborado en la conservación de nuestros árboles monumentales de una manera ejemplar y desinteresada. Una de las más valiosas herramientas de las que nos han dotado ha sido el modelo de Ordenanza de Protección de Arbolado de Interés Local, que puede adaptarse para implementarse en cualquier municipio donde haya interés y sensibilidad hacia este patrimonio, como por ejemplo el de Ponferrada y Villafranca del Bierzo, cuyos ayuntamientos ya han aprobado la Ordenanza sumándose a otros centenares de toda España.
A Morteira colabora de forma habitual en la organización del Día Internacional de los Bosques. “Colaboramos con el Ayuntamiento de Ponferrada y la Universidad de León en la celebración, dedicada el año 2012 a la Custodia del Territorio, cuestión que nos parece de vital importancia en la conservación”, recalca Nespral. También alcanzaron un convenio de custodia con la Junta Vecinal de Pereda de Ancares, en el marco del proyecto LIFE+ Urogallo Cantábrico. De hecho, desde que la asociación nace han trabajado por la conservación gracias a acuerdos alcanzados con propietarios, vecinos, Administración y otros agentes implicados. “Trabajar por medio de acuerdos establecidos está en nuestra naturaleza desde el inicio de la organización; entonces no lo sabíamos pero nacimos siendo una entidad de custodia del territorio”. A Morteira lleva pues la custodia del territorio en su ADN. Aunque su trabajo se centra en la acción local y no están integrados en ningún gran grupo de custodia del territorio trabajan codo con codo con muchos de ellos. “Colaboramos con SEO/BirdLife, Ecologistas en Acción, Fapas y, sobre todo, con Amigos del Tejo y Las Tejedas, grupo en cuya creación participamos y gracias al cual conocimos a alguno de nuestros maestros y amigos como Xavi G. Marti, Emilio Blanco o Pruden Fernández y, sobre todo, a Ignacio Abella, un sabio naturalista que es para nosotros una referencia. A nivel local colaboramos asiduamente con los grupos Bierzo Aire Limpio y Tyto Alba, grupo hermano a través del cual participamos en la Red Transcantábrica de Custodia del Territorio, aunque lo lógico sería integrarnos plenamente en ella, cuestión que no descartamos”.
La comarca de El Bierzo sufre el castigo de los incendios forestales año tras año. Un problema que Toño achaca en parte al fenómeno de la despoblación rural. “Los pueblos se quedan vacíos, no hay relevo generacional y la tendencia más generalizada está dirigida a concentrar gentes y servicios en las ciudades y no apostar por un desarrollo rural que consiga mantener vivos los pueblos y los montes. Un paisaje rústico, bello y sobre todo discontinuo, labrado a través de generaciones, desaparece y con él toda una cultura agro ganadera ancestral, equilibrada y más cercana a los ciclos naturales. Ahora, sin actividad humana, sin desbroces del ganado, sin prados, sin caminos, que constituían barreras contra el fuego, este avanza sin control y un pequeño fuego se convierte en catastrófico, por la continuidad del combustible. Por otro lado se invierte todo el esfuerzo en la extinción, cada vez más difícil, en lugar de invertir en los trabajos de prevención, sustituyendo los que realizaban los habitantes, ahora envejecidos, de los pueblos”. Con ese diagnóstico Toño aporta lo que considera soluciones para frenar la lacra de los incendios. “Nuestra propuesta: desbroces, trabajos silvícolas y gestión adecuada de un territorio que ha cambiado sus usos y costumbres, adaptándola a los tiempos que corren. En cuanto a nuevas formas de gestión, creemos que la custodia del territorio aporta soluciones muy interesantes y esperanzadoras para este grave problema”, apunta. Una muestra de que el fuego es un problema vivo que preocupa especialmente a los habitantes de El Bierzo fue la celebración de la décima edición del Encuentro del Día Forestal Mundial, organizado por el Ayuntamiento de Ponferrada con la colaboración de la Universidad de León, Tyto Alba y A Morteira, que tuvo como título “El fuego en los ecosistemas forestales. Ciencia tecnología y sociedad”. “En el encuentro contamos con la implicación de destacados expertos de diferentes campos. De hecho también participó la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente por medio de la Plataforma de Custodia del Territorio”.
En la fotografía, bajo el Tejo monumental de San Cristobal de Valdueza, Toño Nespral, a la izquierda, junto al alcalde de la Junta Vecinal y Bernabé Moya en el momento de firmar el acuerdo para la conservación del árbol.
El bosque como escuela
La asociación trabaja activamente en la conservación del patrimonio natural de la zona y ha puesto en marcha iniciativas como la Escuela del Bosque. “Nuestra asociación está comprometida con el estudio, la protección y la conservación del Patrimonio Árbol en la Comarca de El Bierzo-León. Esta iniciativa toca de lleno con sus objetivos y con su quehacer diario. Crear un equipamiento estable que dé cabida a otros colectivos e instituciones. Es una antigua aspiración que fructifica con este proyecto”, nos explica Toño. La Escuela del Bosque ha nacido para dar respuestas sobre el cuidado del bosque, además de fomentar y divulgar aquellas aptitudes y actitudes que ayuden a su conservación. Una iniciativa que dará una segunda vida a algunos espacios de la zona. “El proyecto revitalizará y dará uso a un conjunto de espacios sumidos en el abandono: una antigua escuela, un molino, un soto de castaños… Estos espacios se convierten así en un equipamiento educativo que se ramifica por todo el territorio” –desgrana Toño–. ¡El bosque es la escuela! El proyecto desde esta perspectiva se compromete con la sostenibilidad socioeconómica del Valle de Ancares, de su paisajes y de sus paisanajes. ¡La Escuela del Bosque es también un proyecto de desarrollo rural!”. La Escuela del Bosque es un proyecto sin duda ambicioso que busca consolidar un centro de actividades y encuentros al mismo tiempo que se recuperan antiguas infraestructuras.