El proyecto está financiado por la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias con la cofinanciación del Plan Avanza de los fondos FEDER de la Unión Europea.La iniciativa busca establecer una Red Canaria de Áreas Ecoturísticas Litorales, aumentando la seguridad para los usuarios y potenciando el acceso público, libre y gratuito.“El proyecto Ecoáreas nace de la necesidad del Gobierno de Canarias de impulsar modelos de desarrollo orientados hacia la sostenibilidad. El turismo, como principal motor económico de Canarias, presenta necesidades claras de adaptarse a un entorno sensible y que necesita ser cuidado. En este contexto el litoral de las islas concentra una gran cantidad de usos y es por ello que un proyecto de gobernanza litoral participativa es clave para buscar nuevas propuestas de futuro. En 2012 contamos con ellos para colaborar en la iniciativa de microáreas y fue así como fuimos caminando hasta proponer un proyecto para experimentar en todas las Islas Canarias”, explica Arturo.
El ideólgo de la iniciativa lleva desde el año 2000 trabajando en proyectos e iniciativas ligadas a la conservación y sensibilización marina, colaborando con distintas entidades y personas. “De ahí surge la inquietud de impulsar un modelo de gobernanza litoral participativa que se materializó y evolucionó hasta hoy con la puesta en marcha de la Microárea Ecoturística Litoral de Las Canteras en 2012. Esta iniciativa generó un Foro de Participación que reúne a cerca de 40 entidades que asesoran a las administraciones competentes que, no hay que olvidar, son quienes tienen la responsabilidad de decisión en estos momentos. Como dice el técnico de Ciudad de Mar al cargo de la microárea de Las Canteras, Ecoáreas es microáreas 2.0, una propuesta piloto para evolucionar el modelo”, concreta.
En cuanto a la creación de las ecoáreas, Arturo destaca que
“aunque no son una nueva figura de protección son un reconocimiento a una serie de objetivos conseguidos. Para avanzar en ellas es necesario poner de acuerdo a los usuarios de los espacios y trabajar con ellos para evaluar el estado y planificar el futuro deseado. Mediante una matriz de evaluación que es un ‘termómetro de la sostenibilidad’, las personas o entidades interesadas pueden tener una puntuación en porcentaje de la situación en la que se encuentra el espacio y cómo mejorar. Periódicamente se repite el proceso de evaluación y se redefine el plan de acción”.
“El proyecto es complejo, muy complejo diría yo. Las experiencias anteriores han estado cargadas de amores y desamores, porque no es fácil poner de acuerdo a los distintos colectivos de los espacios en un país con una cultura de la participación en la que queda mucho por desarrollar –matiza Arturo–. El proyecto contempla impulsar el desarrollo de una ecoárea por isla habitada, es decir, 8 en total contando La Graciosa”.
Las Ecoáreas pueden ser una buena oportunidad para integrar la custodia del territorio en el medio marino como pudo verse en las primeras Jornadas de Custodia del Territorio en Gran Canaria celebradas recientemente. “Evalúan si un espacio cuenta con gestión y su nivel de efectividad. El objetivo es fomentar la mejora en la gestión de los espacios, no solo que estén protegidos. Una ecoárea puede ser impulsada en un espacio sin ningún tipo de gestión lo cual le dará una puntuación muy baja pero le permitirá definir las acciones necesarias para avanzar. Si hay algo que hemos aprendido es que el objetivo no es sólo tener un papel que diga que algo está protegido, es conseguir el respaldo social y administrativo para que funcione en el tiempo”, insiste.
En cuanto al grado de implicación de las asociaciones conservacionistas en los procesos participativos de ecoáreas, Arturo cree que esa involucración supondrá que el proyecto funciona.“El objetivo más complejo es conseguir que los colectivos extractivos se sumen. Somos muy conscientes de que no es tarea fácil; en Las Canteras se lleva funcionando como microárea cinco años, porque desde el principio el apoyo de los pescadores profesionales fue firme. Insisto, hay que ser realistas: esto es un proyecto que va a llevar años desarrollar, la custodia marina es un excelente ejemplo de ello. Vamos lentos porque vamos lejos”. La iniciativa, además, puede contribuir a que nazcan nuevas asociaciones conservacionistas que busquen convertirse en entidades de custodia del territorio.
“Este es otro indicador de funcionamiento del proyecto. Cada ecoárea debe tener un Foro de Participación o entidad participativa que lo dinamice. Efectivamente podría constituirse como una ONG. Es muy importante que cada ecoárea sea libre de elegir los modelos para gestionar cada espacio, lo que se evalúa es si existe participación y su nivel, si se gestiona la contaminación, si se conoce y gestiona la biodiversidad, la protección y el grado de efectividad de la misma, si existe vigilancia y si funciona, etc”, dice.
Arturo ha participado en distintos talleres del proyecto INTEMARES, que coordina la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica. Un proyecto cuyo objetivo es lograr una gestión eficaz de los espacios marinos Natura 2000 con la participación de todos y la ciencia como herramientas básicas para la toma de decisiones. La contribución de la iniciativa Ecoáreas al proyecto INTENMARES viene determinada. en palabras de Arturo, por el hecho de que “Ecoáreas se presenta como una herramienta para medir la calidad de lo que ocurre en un espacio. Como dije antes es un termómetro. El proyecto INTEMARES tiene un mayor alcance porque plantea el sistema organizativo y administrativo para lograrlo. Efectivamente el objetivo de Ecoáreas es que pueda servir como una herramienta más para hacer que grandes cosas pasen”.
En cuanto al futuro más inmediato. Arturo apunta a “las jornadas que se celebran mañana en Gran Canaria, en las que se presenta y se trabaja “el cómo”. El año que viene se empezará a trabajar en la dinamización de los espacios”, concluye.
Vídeo con la ponencia de Arturo Boyra sobre Ecoáreas en las I Jornadas de Custodia del Territorio en Gran Canaria.