Esta Jornada, organizada por la Fundación de Casas Históricas, se ha centrado en esos lugares de alto valor patrimonial claramente constituidos por una mezcla inseparable de elementos naturales y culturales. Este carácter mixto y complejo, origen también de una gran riqueza paisajística, debe ser objeto de modelos de conservación y gestión específicos, que sean capaces de conjugar la necesaria pluralidad de enfoques con una visión moderna, activa y participativa del territorio.
La sede del evento, el Instituto del Patrimonio Cultural de España, ha reunido a varios de los expertos y las instituciones más comprometidas con la conservación de estos espacios, incluyendo el National Trust británico, una entidad altamente comprometida con la custodia del territorio, o la propia UNESCO, responsable de varios programas de patrimonio integral en Grecia y el Mediterráneo. También participaron profesionales y entidades españolas, como la Fundación Botín o los mallorquines Jardines de Alfabia, entre otros.
La intervención de Víctor Gutiérrez, coordinador de proyectos y LIFE+ de la Fundación Biodiversidad, se centró en el papel activo que los proyectos y entidades de custodia del territorio han representado para la protección del patrimonio cultural, especialmente cuando este se relaciona con paisajes y territorios de alto valor natural. A través de una serie de ejemplos reales de custodia aplicados al patrimonio cultural, se fueron desgranando algunos de los aspectos básicos de esta herramienta así como las dificultades y soluciones planteadas para proteger elementos de marcado carácter cultural.
Estas experiencias se agrupan en varias líneas de trabajo. Algunas recuperando y manteniendo la funcionalidad ecológica de edificios y monumentos, por ejemplo, los acuerdos entre la SEO y las Ciudades Patrimonio de la Humanidad. En otros el foco se coloca sobre el mantenimiento y recuperación del patrimonio cultural incluido en las fincas bajo custodia, recuperando elementos patrimoniales como la noria de sangre recuperada por la Fundación Sierra Minera, complejos pastoriles como el Centro “Las Loberas” gestionado por la Fundación Oxígeno o las canteras romanas de Cartagena, custodiadas por la Fundación ANSE. Los acuerdos de custodia también tratan de recuperar elementos patrimoniales importantes para comprender aspectos ecológicos del territorio desde pozos a trampas loberas o construcciones en piedra seca, aunque eventualmente también se gestionan de manera integral complejos espacios culturales, con un elevado valor patrimonial pero imposibles de comprender sin una visión ecológica y paisajística, como sucede en la custodia del Pont del Diable en Tarragona, tutelada por la organización Limonium o la multitud de espacios gestionados bajo acuerdos de custodia de la Fundació Catalunya-La Pedrera.
Un ámbito, en definitiva, en el que convergen la protección de la naturaleza y el patrimonio cultural en una visión más amplia, de carácter paisajístico y territorial para cuya gestión la custodia del territorio acredita una amplio conocimeinto y trayectoria.