El barranco de Tirajana alberga una de las mejores muestras de palmeral silvestre de Phoenix canariensis en todo el archipiélago, el cual contribuye a hacer de este lugar, situado entre los municipios grancanarios de Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana, un paisaje paradisíaco. En el año 1986 un grupo de jóvenes amantes de la naturaleza se organizaron para limpiar y rehabilitar unas instalaciones abandonadas ligadas a la construcción del embalse de la Sorrueda que desde entonces se convirtieron en el Aula en la Naturaleza en Las Tirajanas.
Entre las personas que desde los años 80 del pasado siglo ha mantenido el compromiso con el Aula de las Tirajanas está Agustín Suárez, socio fundador de Imidauen, que amablemente ha atendido a las preguntas de la Plataforma de Custodia del Territorio.
Plataforma de Custodia del Territorio (PCT): Agustín, han transcurrido 30 años desde que decidisteis afrontar el reto de recuperar unas instalaciones abandonadas ubicadas en el maravilloso paraje de La Sorrueda ¿Cómo ha evolucionado vuestra organización desde entonces hasta el día de hoy?
Agustín Suárez (AS): La necesidad de contar con equipamientos para fomentar la sensibilización ambiental de la población canaria, acercar la población infantil y juvenil a la vivencia directa de su medio natural y su patrimonio cultural, es lo que motivó el impulso que nos condujo hasta ese rincón de la isla de Gran Canaria en el verano de 1986. Las precarias condiciones de las edificaciones, especialmente en los primeros años, se lograron superar con buenas dosis de entusiasmo y mucho trabajo. Al grupo inicial de cinco personas, por la propia inercia que genera la acción, le seguirían otras, nuevos colaboradores, gente diversa que de forma estable o puntualmente han contribuido en el tiempo a construir ese espacio soñado de la utopía, parafraseando a César Manrique.
Aunque he estado desde un principio, me cuesta valorar la evolución de la organización a través del tiempo. En 30 años pasan muchas cosas, y cada etapa tiene su interés. Lo importante ha sido el proceso en sí mismo, una construcción colectiva en la que ha participado muchísima gente que ha contribuido, cada cual en su medida, a sostener e impulsar el proyecto. La trayectoria en tantos años no siempre ha sido lineal y ascendente, como todo en la vida ha tenido sus altibajos, siendo quizás el mayor logro haber sido constantes en el empeño.
La asociación ha venido desarrollándose a la par que el proyecto, al que viene contribuyendo además la Asociación Juvenil Mojo de Caña. Actualmente Imidauen cuenta con unos 50 socios, de los cuales se pueden considerar activos, con diverso nivel de implicación, unos 20. Y la ocupación media anual del Aula está en torno a las 500 personas, por lo que estimamos que hasta la fecha han pasado por ella unas 15.000 personas. Más allá de números, creo que la sostenibilidad del proyecto se ha sustentado principalmente en las relaciones de amistad y compañerismo, y en la amplia red de simpatías que el propio lugar y su energía irradian.
PCT: ¿Qué tipo de actividades habéis venido realizando en el Aula y cómo os habéis organizado para llevarlas a acabo?
AS: Los trabajos de rehabilitación y el mantenimiento de las instalaciones han sido, lógicamente, una constante a lo largo de los años. Si bien hemos contado con ayuda institucional, como el Ayuntamiento de Santa Lucía o el Cabildo de Gran Canaria, la mayor parte de las tareas han sido acometidas por los propios miembros de la asociación, simpatizantes, e incluso participantes de las actividades. Esa filosofía o metodología participativa es la que ha impregnado el desarrollo del proyecto, logrando con ello que mucha gente se sienta parte de la labor desarrollada. El trabajo cooperativo y voluntario ha sido la base del funcionamiento del proyecto.
Igualmente ocurre con las acciones de restauración ambiental, caso de la reconversión de áreas degradadas en jardines de flora canaria, con un variado elenco de especies. La conservación del palmeral de Phoenix canariensis, uno de los más densos y singulares de la isla, ha constituido otro de nuestros objetivos diana, promoviendo actuaciones de limpieza y retirada de hojas secas de la base del palmeral, en prevención del riesgo de incendio. En 2007 realizamos un campo de trabajo en el que participaron 25 jóvenes de diversas comunidades autónomas con un amplio programa de actividades relacionadas con el conocimiento y rehabilitación ambiental de palmerales en la cuenca de Tirajana.
Las Tirajanas también es un punto de encuentro, un espacio para la convivencia y la vivencia de experiencias que pretenden el desarrollo personal y grupal. El Aula en la Naturaleza en realidad es el entorno que la circunda, por ello se han prodigado las actividades de educación, sensibilización y concienciación ambiental. Una amplia red de caminos permite la realización de actividades de senderismo. Además, en las cercanías se encuentra el Centro de Interpretación de La Fortaleza, importante yacimiento arqueológico y emplazamiento destacado en la historia de la isla. Al objeto de atender a los grupos usuarios del Aula, que asisten previa reserva de fecha, disponemos de un equipo de asistencia básica que atiende la acogida y despedida de los asistentes, orientándoles y ofreciendo la información necesaria, tanto del funcionamiento del equipamiento como de los principales valores del entorno y las prevenciones que deben adoptar durante la estancia.
PCT: Por otro lado ¿la percepción de la población local hacia vuestra labor también ha sufrido una transformación a lo largo del tiempo?
AS: Desde un principio contamos con los mejores aliados posibles, las pocas personas ancianas que permanecieron en ese entorno cuando estaba prácticamente despoblado. Recordamos
de forma especial a Josefita de la Cruz, mujer campesina, sabia de la tierra que nos mostraría el modo de vida rural y cosas tan prácticas como ordeñar una cabra o trenzar hojas de palma. O a las entrañables hermanas Chil, de los Sitios de Abajo, con las que mantuvimos una larga y fructífera relación de afecto. Hoy, ya ellas no están y esos pequeños pagos han vuelto a poblarse. Y seguimos teniendo buenos vecinos.
Bien es verdad que siempre hay opiniones para todos los gustos, desde gente que desconfiaba del altruismo de la labor que desarrollábamos, o que nos trataban con recelo por ser jóvenes, a otras tantas que nos acogieron con los brazos abiertos y nos facilitaron las cosas. Tras treinta años, hoy podemos convenir que Las Tirajanas, con labor aún por realizar, está bien integrada en la comarca rural del sureste de Gran Canaria, en el municipio de Santa Lucía y en general goza de la aceptación de la población local.
PCT: Y más en concreto ¿qué relación habéis tenido con las entidades titulares o propietarias del embalse y sus alrededores?
AS: Previo al comienzo de la ocupación efectiva de las instalaciones sondeamos y comunicamos a diversas entidades públicas nuestras intenciones, logrando el apoyo de las mismas, caso de las entidades locales e incluso, del antiguo Servicio Hidráulico del MOPU (Ministerio de Obras Públicas). Posteriormente, recién instalados, firmaríamos un convenio de cesión en precario de las edificaciones con las Heredades de Aguasde Acequia Alta de Sardina del Sur y Aldea Blanca, entidades concesionarias de las aguas embalsadas y titulares de la singular infraestructura hidráulica.
La relación con dichas entidades todos estos años, en líneas generales, ha sido respetuosa, aunque distante por periodos. Afortunadamente, el tiempo también hace el cariño y amplía la perspectiva, y mira por donde, del consentimiento hemos pasado al entendimiento y a la cooperación. Ello sin duda abre un nuevo periodo, con horizontes más amplios, que vivimos con confianza y renovada ilusión. Lograr consolidar un modelo de gestión sostenible, respetuoso con el medio y socialmente útil en este espacio concreto puede servir de referente, en materia de gestión y conservación, a la amplia comarca rural, la que acoge la Caldera de Tirajana, así como al conjunto de la isla de Gran Canaria, necesitada de su ciudadanía e instituciones para la recuperación ambiental y paisajística de parte de su territorio.
PCT: ¿Cuál ha sido la vía para conocer la custodia del territorio y decidir adoptar sus fórmulas en Las Tirajanas?
AS: En 2015, las Heredades nos trasladan su interés en renovar y actualizar el acuerdo o convenio de cesión firmado en 1986. A raíz de ello se abre un periodo de reflexión y comunicación entre las partes que nos lleva a darnos cuenta que en la práctica lo que veníamos haciendo desde un principio ahora tenía nombre propio, Custodia del Territorio, concepto avalado por la legislación y por diversas iniciativas que venían proliferando en todo el Estado.
Tras estudiar la documentación existente y aprovechando los recursos que nos ofrecía la Plataforma de Custodia del Territorio de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y el Foro de Redes y Entidades de Custodia del Territorio, iniciamos un proceso de relación y comunicación con las Heredades que nos ha llevado a la adopción y firma del Acuerdo de Custodia Presa y Palmeral de La Sorrueda el pasado 7 de octubre. En dicho proceso resultó determinante la visita que realizamos en septiembre de 2016 a la Fundación Biodiversidad y el contacto y el apoyo que recibimos de su personal técnico, cuyo asesoramiento ha resultado clave en el proceso.
PCT: Acabáis de firmar un acuerdo de custodia del territorio con las heredades del agua Acequia Alta de Sardina del Sur y Aldea Blanca ¿en qué consisten estas heredades y de qué forma consideráis que les beneficia el acuerdo con Imidauen?
AS: Una heredad de aguas es una entidad comunal conformada por el conjunto de propietarios de un determinado manantial o de una explotación de aguas, y, a veces, de los terrenos sobre los cuales se asientan dichos recursos hídricos, instaurándose esta figura en Canarias a partir del siglo XVI. Las Heredades de Aguas de la Acequia Alta de Sardina del Sur y Aldea Blanca son concesionarias de las aguas que contiene el embalse de Tirajana, inaugurado en 1975. En 2017, cumplen 400 años de actividad de explotación y gestión del acuífero de la cuenca y barranco de Tirajana, con carta de fundación otorgada el 4 de agosto de 1617.
Uno de los aspectos que se reconoce en el propio acuerdo de custodia es el reconocimiento a la labor realizada durante los últimos 30 años por la Asociación Cultural y Ecologista Imidauen, que ha posibilitado la progresiva rehabilitación y mejora de las edificaciones, su aprovechamiento para la realización de actividades medioambientales y socioculturales, así como la conservación y restauración ambiental del entorno.
El acuerdo parte de la experiencia de relación de treinta años y del convencimiento de que compartimos objetivos comunes respecto a la conservación y gestión de este singular entorno, lo que será más fácil mediante la cooperación. La sensibilidad, el conocimiento y la conciencia ambiental que han mostrado la representación de las Heredades de Aguas han resultado claves para lograr este acuerdo que abre posibilidades de futuro, y posibles alianzas con otras entidades, caso de las administraciones locales, y especialmente el Cabildo de Gran Canaria.
PCT: Recientemente se han celebrado unas jornadas de custodia del territorio en Tenerife en las que habéis participado, también acudiste a las VI Jornadas Estatales celebradas en Sevilla ¿qué visión tienes respecto al estado actual de la custodia en el archipiélago en relación al resto de España?
AS: Las jornadas de Tenerife, celebradas en octubre en La Orotava, nos permitió calibrar en buena medida el estado actual de la custodia en Canarias, un movimiento aún en ciernes pero que evidencia un prometedor futuro, dadas las sinergias que se vienen produciendo y que resultan ya palpables especialmente en algunas islas, caso, de Tenerife. Si bien las experiencias que se mostraron principalmente correspondían al ámbito agrario, a la biodiversidad, al patrimonio y al paisaje, no faltaron reflexiones respecto a la importancia de considerar el ámbito marino, en todas sus vertientes, como uno de los territorios susceptibles de custodiar, como de hecho ya ocurre con algunas cofradías de pescadores, clubs de buceo o naturalistas.
Las jornadas estatales de Sevilla me resultaron de enorme interés, toda una experiencia para el conocimiento de personas, entidades e iniciativas que vistas desde Canarias nos abren perspectivas y expectativas que espero nos sirvan de referencia y podamos en algún tiempo estar haciendo aportaciones interesantes al conjunto del movimiento de custodia como nudos de esa red que crece.
PCT: Como organización formáis parte de la Federación Ben Magec ¿qué implica estar integrado en ella y cuáles son sus objetivos y ámbito de actuación?
AS: Ben Magec – Ecologistas en Acción es la Federación de Asociaciones Ecologistas de Canarias, integrada a su vez en la Confederación Estatal Ecologistas en Acción. Trabaja con el interés común de la defensa de los valores naturales, culturales y sociales de Canarias y viene a constituir una eficaz herramienta para la coordinación del movimiento ecologista.
La Asociación Cultural y Ecologista Imidauen es una de las entidades fundadoras de Ben Magec, que se constituye en 1991 tras un proceso de asambleas que recorrieron todas las islas bajo la denominación de Asamblea del Movimiento Ecologista Canario. Aunque nuestro nivel de implicación varía según épocas, nuestra principal contribución actualmente a la federación es el trabajo que desarrollamos en Las Tirajanas, si bien procuramos contribuir a otros proyectos, acciones o reivindicaciones de otros ámbitos como pueda ser Salvar Tindaya en la isla de Fuerteventura, o de carácter general, como pudo ser la campaña contra las pretendidas prospecciones petrolíferas o actualmente la controvertida Ley del suelo.
PCT: la Comunidad Autónoma de las Islas Canarias es una de las pocas que no cuenta en la actualidad con una red regional de custodia del territorio a pesar de ser una tierra con una riqueza natural extraordinaria ¿consideras que se dan las circunstancias para que próximamente pueda crearse una red de custodia en el archipiélago?
AS: Creo que Canarias cuenta con un activo social importante vinculado a la cultura de la sostenibilidad y los valores del cambio que se precisa para la sostenibilidad del planeta y sus habitantes, gentes y colectivos que vienen contribuyendo e impulsando proyectos de interés social y ambiental que se podrían considerar iniciativas de custodia.
No me atrevo a pronosticar en cuanto tiempo, pero estoy convencido de que en un futuro próximo Canarias contará con su propia red de custodia. Las propias jornadas celebradas en La Orotava han supuesto un paso importante para el encuentro y el intercambio de experiencias. Esperamos que en 2017 en Gran Canaria podamos organizar las próximas jornadas y en ellas empezar a sentar las bases de la red de custodia canaria, lo cual redundaría en el fortalecimiento del propio movimiento y en el apoyo a las iniciativas que se vienen dando.