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50.º Aniversario de WWF-ADENA, pioneros de la custodia del territorio en España

Fecha de creación: 
Viernes, 28 Septiembre, 2018

A lo largo de estos 50 años WWF España ha realizado un largo recorrido explorando inusitados caminos para la conservación de la naturaleza y la concienciación de la sociedad en nuestro país. El ejemplo de la custodia del territorio como herramienta de conservación tal vez sea uno de los más emblemáticos, ya que WWF-ADENA sorprendió a toda la sociedad española en 1972, utilizando por primera vez esta fórmula en Montejo de la Vega (Segovia) de la mano de Félix Rodríguez de la Fuente. Actualmente son muchas y variadas las líneas de trabajo de la entidad, siempre contemplado la custodia del territorio como herramienta dinamizadora de un modelo de gobernanza del territorio y de los recursos más próxima y más ajustada a los intereses de la población local y a las características de cada lugar.

El impacto mediático d fue de máximo alcance: los naturalistas y los paisanos se pusieron,de acuerdo para colaborar en la recuperación de los buitres y otras rapaces. Además fue allí, en las Hoces del Riaza, donde WWF España creó el campamento de los linces de ADENA, un verdadero vivero de naturalistas que fueron “micorrizados” para integrar en su formación la conservación de la naturaleza y la dignificación y reconocimiento del mundo rural. En palabras de Luis Suárez, este pionero acuerdo de la custodia en España “no ha sufrido grandes cambios a lo largo de estos años, aunque sí ha ido evolucionando. Normalmente no es necesario modificar aquello que funciona y si hemos cumplido más de 40 años de trabajo conjunto indica que el modelo es sólido y que no se necesitan grandes cambios, aunque siempre hemos ido introduciendo mejoras y evolucionándolo, dando más espacios a la participación”.

“Al principio este acuerdo tenía como objetivo principal permitir una intervención de conservación muy enfocada en la protección del buitre leonado y otras rapaces rupícolas, en una serie de terrenos privados, a partir de un acuerdo básico con la población local. Hay que pensar que en los años 70 todavía no existía una red potente de espacios naturales protegidos tal y como la conocemos ahora y mucho menos se pensaba en un modelo de reservas privadas”, puntualiza. El acuerdo permitió crear una figura de protección que dejaba en manos de WWF España toda la acción de conservación, mientras que la población local facilitaba una serie de terrenos. Además, se acordaban una serie de normas para regular las visitas. “Con el tiempo, puesto que se trata de un acuerdo vivo, que renovamos periódicamente, hemos ido introduciendo mejoras sobre esa base.

En primer lugar por lo que se refiere a los objetivos, hemos ido incluyendo otros temas que van más allá de la conservación de las aves rapaces y se dirigen hacia un modelo de conservación integral del espacio. Así se han integrado objetivos de mejora del hábitat (por ejemplo acciones de recuperación de la cubierta forestal o de freno de la erosión o acciones encaminadas a la mejora del hábitat fluvial), objetivos de conservación de otras especies (como anfibios o peces) o el impulso de prácticas agrícolas sostenibles. Pero también hemos ido recogiendo mejoras en el modelo de participación de la población local, fomentando su participación activa en la gestión del espacio y en las propias actividades”, comenta. En cuanto a otros acuerdos de custodia del territorio impulsados por WWF España, Luis recalca que este modelo se ha trasladado a otras zonas y otros ámbitos. “El caso más evidente es el del lince ibérico, donde hemos ido siguiendo un modelo similar. También en este caso se estableció un acuerdo base con los propietarios de grandes fincas cinegéticas, que nos permitía poder realizar una acción de conservación sobre el terreno enfocado a la especie, y que con el tiempo ha evolucionado a un modelo donde se busca que el propietario pueda tener un papel mucho más activo en la gestión del territorio y se haga coparticipe en la acción de conservación”.

No obstante, WWF España ha ido más allá, buscando involucrar a las poblaciones locales para que asuma la gestión en estos modelos de conservación. “Por eso en los últimos años se han venido desarrollando otros tipos de acuerdos más centrados en fomentar la participación en procesos de toma de decisiones, que viene a ser lo que hoy en día se llama gobernanza ambiental. El mejor ejemplo puede ser el de las reservas marinas que hemos ido impulsando con las propias cofradía de pescadores, las que, con el apoyo de ONG, científicos y la administración desarrollan planes de gestión para estos espacios y se comprometen a cumplirlos para garantizar la sostenibilidad del espacio y de las actividades económicas que está sustentando”. “En definitiva, de alguna manera, hemos ido evolucionando el modelo adoptándolo a los tiempos y a las características de nuestra sociedad. En WWF España no tenemos una estrategia clara de fomento de la custodia del territorio porque para la organización no constituye un objetivo en sí mismo, sino una herramienta de conservación que puede resultar muy útil en distintas ocasiones –añade–. Eso sí, se trata de una herramienta que nos parece muy válida y con la que nos sentimos muy cómodos, porque en el propio ADN de la organización está el integrar a aquellas personas que viven en un territorio o en contacto directo con una determinada especie, en nuestra acción de conservación. Buscamos desarrollar modelos equilibrados donde ser humano y la naturaleza puedan vivir en armonía y la custodia del territorio encaja perfectamente con esta filosofía”.

Para fomentar la custodia del territorio, Luis sugiere “trasladar la iniciativa a otros actores y garantizar la sostenibilidad económica de los diferentes proyectos. Lo primero tiene que ver con quien toma la iniciativa de realizar un proyecto de custodia. Aquí echo de menos que no haya suficientes iniciativas de otros sectores y que sean casi siempre las organizaciones o iniciativas ligadas a la conservación del medio ambiente las que pongan en marcha estos acuerdos. Necesitamos que la sociedad civil, ayuntamientos, propietarios, grupos de acción local, etc. vean en la custodia del territorio una herramienta para poner en marcha iniciativas que sirvan para proteger el territorio y al mismo tiempo para ponerlo en valor”. En esa línea, Luis insiste en la necesidad de que “se puedan desarrollar nuevos modelos que permitan que los proyectos de custodia del territorio no dependan de una subvención de las administraciones o de una fuente de ingresos continuada por parte de quien la pone en marcha. Tenemos que encontrar la manera de que estos proyectos puedan ser independientes y autosostenibles en el tiempo. Y para ello resulta imprescindible poder dar más espacio a la custodia del territorio a través de un desarrollo normativo que incluya medidas económicas (como ventajas o exenciones fiscales) que contribuyan a su fomento y a su sostenibilidad en el medio plazo”.

En cuanto a los retos a los que hace frente la organización, el responsable de especies de WWF España destaca “el cambio del actual modelo de gestión del agua por otro mucho más sostenible, que garantice la conservación de los grandes humedales. “En este sentido, estamos trabajando para impulsar un nuevo tipo de agricultura mucho más sostenible, que tenga en cuenta los recursos de los que depende (agua y suelo) y haga un uso racional de los mismos y que reduzca su impacto sobre la biodiversidad. También nos preocupan los mares, donde trabajamos en dos grandes líneas: lograr un modelo de pesca mucho más racional y sostenible que no esquilme los recursos naturales, al tiempo que trabajamos para que se incremente la superficie de espacios protegidos son “la conservación de los bosques, impulsando la certificación de las explotaciones, realizando acciones de restauración y luchando contra los incendios forestales. Y, por supuesto, estamos empeñados en revertir la curva de pérdida de biodiversidad, que nos alerta de que estamos viviendo esa sexta extinción masiva de especies, verdadero síntoma del maltrato al que estamos sometiendo a nuestro planeta. La recuperación de especies en peligro como el lince ibérico o el visón europeo, la lucha contra amenazas como el uso del veneno, las especies exóticas invasoras, el furtivismo y el comercio ilegal de especies son algunas de nuestras prioridades, sin olvidar afrontar debidamente los retos del cambio climático y conseguir, a través de cambios sustanciales en los modelos de energía y de consumo, frenar este incremento de temperatura al que parecemos destinados y que puede acabar con el futuro de nuestro planeta”.

En todos estos retos la custodia tiene mucho que aportar, “como dinamizador de un nuevo modelo donde se garantice una gobernanza del territorio y de los recursos más próxima y más ajustada a los intereses de la población local y a las características de cada lugar. Lo hemos visto en conservación de especies o de áreas marinas, pero también se podría aplicar a muchos otros recursos, como en bosques, en aguas o en energía. Sin duda queda mucho por hacer y tenemos un reto apasionante por delante, salvar nuestro planeta, donde la custodia tiene mucho que decir”, concluye.