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Custodia por tierra, mar y aire en el sureste ibérico

Fecha de creación: 
Miércoles, 11 Enero, 2017

ANSE apuesta en firme por la custodia del territorio. Se trata de la organización conservacionista más antigua del sureste de la península ibérica y la cuarta de toda España.

La Asociación de Naturalistas del Sureste fue fundada en 1973 y centra gran parte de su actividad en el sureste ibérico, aunque su ámbito de actuación es de carácter nacional. En los últimos años también ha desarrollado trabajos en el norte de África y otros puntos del Mediterráneo internacional.La Plataforma de Custodia del Territorio ha tenido oportunidad de entrevistar a Pedro García, ex presidente y actual director de ANSE.

Plataforma de Custodia del Territorio (PCT): Pedro, vuestra organización ha surcado más de cuatro décadas en el trabajo por el estudio, la defensa, la conservación y la divulgación de la naturaleza en una zona con extraordinarios valores naturales pero igualmente sujeta a una compleja problemática ambiental, incluidas serias amenazas. ¿Cómo describirías el proceso evolutivo que ha sufrido ANSE como organización a lo largo de estos años?

Pedro García (PG): Como otras organizaciones de la época, ANSE pasó muy pronto de ser un grupo de amigos que se dedicaba a salir al campo para observar aves y plantas y disfrutar de la naturaleza, a convertirse en una entidad básicamente reivindicativa a partir de los años 80 hasta comienzos del siglo XXI, con una intensa actividad de denuncia del incumplimiento de la legislación ambiental y contra múltiples actividades destructoras de la naturaleza. Actualmente ANSE continúa la actividad reivindicativa haciéndola compatible con el desarrollo de actuaciones de conservación y restauración ambiental, de sensibilización social y de colaboración en la búsqueda de soluciones para la sostenibilidad con entidades de todo tipo. ANSE ha logrado durante este tiempo un gran apoyo social y proyección a través de medios de comunicación, principalmente debido a sus logros en la conservación de espacios emblemáticos como Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, Calblanque, Marina de Cope y otros espacios naturales de la Región de Murcia y el sur de Alicante, principalmente, y por su trabajo contra la contaminación atmosférica en Cartagena, contaminación química en Escombreras y Portmán, contra los vertidos contaminantes al Río Segura y el Mar Menor, entre muchas otras problemáticas que perjudican nuestro medio ambiente.

Actualmente la asociación está constituida por casi 600 socios/as, decenas de voluntarios y una plantilla media de seis profesionales anuales. Además cuenta con oficinas de su propiedad en Murcia, Cartagena y el Mar Menor y gestiona algunas infraestructuras abandonadas por la Administración, como un pequeño vivero y un par de casas forestales. Así mismo dispone de varias embarcaciones con las que trabaja en islas, espacios costeros y en mar abierto. ANSE hace compatible, en la medida de lo posible y con gran esfuerzo, una actividad reivindicativa constante con el desarrollo de proyectos de colaboración y demostración, en los que la custodia del territorio juega un papel importante, con una veintena de convenios suscritos actualmente y 150 hectáreas de reservas en propiedad.

PCT: ANSE realiza actividades y aborda proyectos centrados en la recuperación y conservación de especies determinadas, pero también de espacios y hábitats, además de campañas reivindicativas ¿Bajo qué circunstancias y con qué objetivos estratégicos decidisteis apostar por la custodia del territorio (CT)?

PG: Fue a finales de los años 80 y comienzos de los 90 del siglo XX, ante la situación de deterioro y elevada presión de los ecosistemas semiáridos del litoral y prelitoral del sureste de la península ibérica, hábitat de la tortuga mora. Desde los años 70 habíamos realizado numerosas campañas contra la tenencia y tráfico ilegal de tortuga mora, especie que se había convertido en un símbolo para la conservación de nuestro territorio, que estaba siendo intensamente transformado. Pensamos que, ante la falta de interés por parte de las administraciones y de la sociedad, podía ser una organización de defensa de la naturaleza la primera en dar los pasos para la compra de terrenos por una parte y la firma de acuerdos de colaboración con propietarios por otra, para crear ejemplos de conservación de paisajes secos y su flora y fauna, especialmente en lugares que por aquel entonces no contaban con ninguna figura legal de protección. Así llegó uno de los primeros convenios de CT en la Finca Morra del Pan (Águilas). Posteriormente nos planteamos objetivos más ambiciosos, y decidimos emprender varios proyectos demostrativos para completar una Red de Reservas Privadas representativas de los hábitats naturales característicos del sureste ibérico, en paralelo a la firma de acuerdos con propietarios, en la que estamos embarcados desde entonces.

PCT: ¿Piensas que vuestra apuesta por esta herramienta de conservación ya ha tocado techo o por el contrario contemplas que puede tener mayor desarrollo?

PG: Sin duda estamos tan solo en una etapa inicial del uso de la CT como herramienta. ANSE constituyó en 2012 la Fundación ANSE, que tiene como fin principal la conservación y custodia del patrimonio natural. Esta entidad es actualmente propietaria de varias fincas que superan las 130 hectáreas en los municipios de Mazarrón, Cartagena y Elche, y en 2016 ha iniciado la adquisición de una nueva reserva en las sierras interiores de la Región de Murcia. Durante 2017, si sale adelante alguno de los proyectos LIFE presentados en 2016, pretendemos adquirir nuevos terrenos y firmar acuerdos de CT en humedales litorales y prelitorales del sureste y ampliar los acuerdos en hábitat de la sabina mora, arenales costeros y entorno del río Segura. No pretendemos firmar acuerdos de custodia en cualquier sitio, ni estamos interesados en tener muchos, sobre todo si no hay posibilidades de un cierto seguimiento posterior. Más bien queremos asociar las acciones y acuerdos a proyectos demostrativos, preferentemente con permanencia en el tiempo, diferentes en algunos casos y en otros complementarios a las actuaciones que desarrollan administraciones y entidades diversas.

Estamos muy interesados en que, al menos una parte de estos proyectos, contribuya a generar empleo asociado en el territorio, a ser posible poco dependiente de ayudas públicas, para garantizar las acciones de conservación a largo plazo. Nos entusiasma trabajar con los sectores que obtienen sus productos directamente desde la tierra y la mar, aunque también es fundamental trabajar con quienes los transforman y, sobre todo, los consumen, y estamos en buena situación, al igual que amplios sectores sociales, para los primeros acuerdos para la custodia de zonas costeras, como el Mar Menor.

PCT:¿Qué labores desarrolla ANSE en el Mar Menor y en las zonas aledañas? ¿aplicáis la custodia del territorio de alguna forma?

PG: Durante 2016 el Mar Menor ha ocupado el centro de las preocupaciones de muchos ciudadanos de la Región de Murcia y de otros muchos lugares, debido a las consecuencias ambientales, sociales y económicas de uno de los procesos de contaminación por eutrofización más destacados del Mediterráneo Occidental. Nunca como hasta ahora se habían movilizado tantas entidades a favor de la conservación de la mayor laguna litoral española, y pocas veces el interés político y mediático había alcanzado tanto interés por un problema ambiental. Durante la última década estamos trabajando con agricultores del Campo de Cartagena para transformar algunas prácticas agrícolas y reducir el uso de abonos y pesticidas, hemos creado varios km de setos con flora autóctona y firmado acuerdos de colaboración para la recuperación de especies amenazadas mediante custodia del territorio, como ocurre con la canastera.En los arenales costeros hemos desarrollado actuaciones de conservación y recuperación de flora amenazada mediante la firma de acuerdos con ayuntamientos y con las autorizaciones de la Comunidad Autónoma y Demarcación de Costas, y en algunos casos con el apoyo económico del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, a través de la Fundación Biodiversidad.

Pero se trata de una larga historia. Se acaban de cumplir 20 años desde que iniciamos una campaña estable para la conservación del Mar Menor y su entorno. Algunos años antes ya habíamos realizado varias denuncias, pero fue a partir de 1996 cuando se sucederían numerosas acciones de protesta por el vertido de aguas residuales urbanas sin depurar, aguas de drenaje y salmueras contaminadas por nitratos y pesticidas procedentes de la agricultura intensiva del Campo de Cartagena; contra la construcción de nuevos puertos deportivos y la ampliación de otros existentes, de denuncia contra la pesca furtiva, la creación de playas artificiales… Interpusimos quejas ante la UE, recurrimos modificaciones del Plan General de Ordenación Urbana para nuevos desarrollos urbanísticos, y ganamos algunos pleitos que han librado de la urbanización a lugares ahora protegidos de las riberas de la mayor laguna litoral española.Numerosas organizaciones locales, estatales e internaciones nos han ayudado, hemos colaborado para lograr avances significativos en la protección efectiva de los espacios naturales, y hemos desarrollado e impulsado trabajos de estudio y seguimiento de algunos hábitat y comunidades, junto a diversos organismos de investigación, que han permitido conocer y cuantificar su evolución reciente y degradación.

 PCT: ¿Más allá del Mar Menor, hasta qué punto aplica ANSE la metodología de la CT a los trabajos que realizáis en el medio marino?

PG: La CT apenas se ha desarrollado en el medio marino. Paradójicamente, se trata de un territorio de dominio público, lo que debería facilitar el desarrollo de la custodia. Sin embargo, las administraciones competentes apenas han creado herramientas para hacerla posible, y los aprovechamientos pesqueros, turísticos, o usos militares ejercidos sobre una espacio “patrimonio de todos y a la vez de nadie”, van a dificultar seguramente la implantación de la custodia, a la que debería de acompañar e incluso preceder la puesta en marcha de numerosos planes y medidas de gestión, recientemente creadas en algunos casos y aún pendientes en otros muchos.

La custodia en el medio marino tiene un gran inconveniente, y es la disponibilidad de medios para poder desarrollarla. Los barcos son caros de mantener, sobre todo si hay que añadir los costes de amarres en puertos. ANSE restauró a partir de 1997 un viejo velero de madera decomisado por tráfico de droga, la pequeña goleta Else, de 15 m de eslora, construida en Dinamarca en 1951, con la que venimos desarrollando diferentes trabajos de conservación de medio marino, voluntariado y seguimiento de fauna marina, e impulsando la creación de espacios protegidos costeros, como la Reserva Marina de interés pesquero de Cabo Tiñoso (Cartagena).

Contamos con otras dos embarcaciones más pequeñas para acciones de custodia en islas y costa. Hemos dado los primeros pasos para la futura firma de acuerdos con las administraciones responsables de la gestión del medio marino y costero, una cofradía de pescadores y empresas de buceo, pero hay todavía mucho “celo” en técnicos y representantes políticos a la hora de facilitar la custodia marina y litoral, temerosos de que se trate de una “cesión de competencias”.

PCT: ¿ANSE está integrada en alguna red de custodia del territorio?

PG: ANSE tiene un representante en la Plataforma de Custodia del Territorio de la Fundación Biodiversidad. Más allá de esta entidad, sinceramente, no hemos dedicado apenas esfuerzos desde que trabajamos en actividades de conservación y custodia del territorio en sumarnos a las redes de custodia que se han ido creando. En la Región de Murcia aún no se ha constituido una red y en la Comunidad Valenciana seguro que terminemos integrándonos más pronto que tarde en Avinença.

Participar en redes y plataformas puede ser una buena herramienta para compartir experiencias y aunar esfuerzos, también para aprender de los aciertos y errores de otras entidades, pero requiere de una dedicación y tiempo del que muchas veces no dispones. Por otra parte, no debemos ocultar que al comienzo de nuestras acciones de custodia buscamos apoyos en entidades de ámbito estatal e internacional, como ocurrió con la compra de la Reserva Cumbres de La Galera, y la experiencia fue tan mala que nos desanimó a trabajar nuevamente con alguna de ellas, aunque lo intentamos unos años después. Pero hemos encontrado apoyos y colaborado con otras muchas, y en cuanto nos sea posible seguramente nos integraremos en algunas otras redes. No queremos excesivas distracciones del trabajo diario sobre el terreno, sobre todo si no van a ser útiles tanto para nosotros como para otras entidades y territorios.

PCT: A lo largo de este tiempo habéis sido capaces de establecer acuerdos de colaboración con un amplio abanico de agentes y sectores en beneficio de la biodiversidad y el patrimonio natural: Administración, empresas, ONG, pescadores, cazadores o agricultores ¿Qué enseñanza podéis trasladar a otras entidades de CT y al resto de la sociedad tan necesitada a veces de dinámicas integradoras?

PG :Aunque suene a tópico, las entidades de conservación de la naturaleza y la mayoría de los sectores sociales y económicos que extraen de ella recursos naturales y contribuyen a su degradación, debemos buscar y encontrar líneas de colaboración que cambien muchas prácticas de extracción y manejo y apliquen medidas de gestión hacia la sostenibilidad. Si pescadores, agricultores y organizaciones ecologistas nos ponemos de acuerdo en algo, es más que probable que las administraciones y otros sectores sociales nos acompañen para lograr la consecución de esos objetivos. La acción y participación a nivel local es clave para lograr los cambios y aplicar las medidas, y demostrar con ejemplos las nuevas prácticas, o recuperar otras anteriores compatibles con la sostenibilidad, y sus consecuencias positivas. Son además herramientas de valor incalculable para la transformación, aplicadas también por muchos responsables de la gestión, que deben mantener amplitud de miras para permitir una mayor implicación de sectores económicos y sociales en la conservación de la naturaleza y los recursos. Las regiones europeas que hemos generado mucha migración económica en tiempos pasados y recientes, tanto hacia otras regiones de España como de Europa, y a la vez hemos recibido mucha población inmigrante, tanto desde países europeos ricos como desde países europeos y africanos empobrecidos, somos en parte un laboratorio para la implementación y experimentación de medidas de conservación de los paisajes y recursos naturales.

Por una parte, Europa debe ser consciente de las consecuencias sobre el territorio de que decenas de miles de europeos quieran tener en nuestro territorio una segunda residencia de vacaciones o para la jubilación, y deben ayudarnos a mitigar y recuperar parte de los impactos generados en uno de los territorios de mayor diversidad natural y cultural del mundo civilizado. Por otra parte, debemos contribuir a que los países de origen de la mano de obra de muchos de nuestros trabajadores emigrantes menos cualificados, reservorios aún de una gran diversidad natural y cultural, no reproduzcan los mismos errores que nosotros a la hora de aprovechar sus recursos naturales ante la llegada del desarrollo, ni permitan su sobreexplotación para enriquecer aún más a otros. En algunos casos, como ocurre con nuestros hermanos norteafricanos, nos unen miles de años de relaciones a través de la mar, que durante mucho tiempo nos mantenía más cercanos que a nuestros recientes vecinos de más allá de Los Pirineos. La naturaleza y su conservación son, además, elementos de admiración en culturas y religiones bien distintas, y una oportunidad de hermanamiento imprescindible en un periodo histórico excesivamente convulso.