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Cañada Real Roncalesa, custodia del territorio y trashumancia desde las Bardenas Reales de Navarra

Fecha de creación: 
Viernes, 6 Julio, 2018

La primera mención escrita de la trashumancia entre las Bardenas y el pirenaico Valle del Roncal es del siglo IX, aunque el comienzo de esta práctica agroecológica en el valle del Ebro, sin duda, es anterior. De hecho, la trashumancia está directamente ligada al origen histórico de la Comunidad de Bardenas Reales de Navarra, un comunal que articula a 22 entidades congozantes, entre las que se encuentra la Junta del Valle del Roncal. Ante la paulatina disminución de la práctica trashumante a pie, la falta del necesario relevo generacional y del reconocimiento social que este beneficioso manejo ganadero merece, la Asociación de Asociaciones de Bardenas Reales-ASOBAR- ha decidido apoyarla con la custodia del territorio. El modelo de referencia son los acuerdos de custodia que aplica la Asociación Trashumancia y Naturaleza en otras cañadas de España.

Cuando los días largos de primavera traen el calor a la ribera del Ebro los rebaños y pastores de las Bardenas sienten una llamada irrefrenable. El frescor de los pastos pirenaicos les espera en el extremo norte de las cañadas roncalesa y salacenca. En la actualidad son 10 los ganaderos que siguen realizando la trashumancia a pie con unos rebaños que cuentan con mil ovejas de raza rasa cada uno, aproximadamente. Los contrastados beneficios ambientales y las dificultades que afronta en la actualidad la trashumancia en toda España han sido descritos por Suso Garzón en la Plataforma.

Son necesarias siete etapas a pie para recorrer los 150 km de la cañada de los Roncaleses. Esta arteria aporta una imprescindible coherencia territorial al conectar destacados Espacios Naturales de la Red Natura 2000: río Ebro, Bardenas Reales, tramo medio del Río Aragón, Sierra de Leire y Foz de Arbayún, Sierra de Illón y Foz de Burgui, Sierra de San Miguel, Larrondo-Lakartxela, Monte de Alduide, Larra-Aztaparreta.

Para Benajmín García, presidente de ASOBAR, “reactivar la memoria de las cañadas y la trashumancia en los pueblos refuerza la identidad histórica de las Bardenas Reales, contribuye a la conectividad ecológica entre la Ribera y el Pirineo y abundano solo en el sentido y objetivos de nuestra asociación como entidad de custodia sino de la propia Reserva de la Biosfera de Bardenas”.

La mejor manera de conocer los valores de la trashumancia, así como sus dificultades, es acompañar a los rebaños y sus pastores en su viaje de ida y vuelta. Esta es la fórmula que ha aplicado ASOBAR con cuatro ganaderos que han recorrido la cañada agrupados de dos en dos con 2000 ovejas partiendo de las Bardenas en los últimos días de junio para alcanzar los pastos de altura siete jornadas más tarde. Y no han estado solos en esta labor, les ha acompañado la Plataforma de Custodia del Territorio de la Fundación Biodiversidad (Ministerio para la Transición Ecológica) y ha contado con otras colaboraciones como la del Ayuntamiento de Carcastillo, ubicado en el borde sur de la Bardena, que ha invitado a comer a los trashumantes a su paso por el municipio.

ASOBAR ha apoyado estas acciones contribuyendo al reconocimiento de la sociedad hacia los ganaderos trashumantes y su labor. Para ello se ha convocado a los medios de comunicación regionales, que se han hecho eco de la partida de cada grupo, además se ha relatado en las redes sociales una crónica de cada jornada. También han colaborado con la logística necesaria para que puedan trashumar en buenas condiciones. Así, se hancoordinado con la Guardia Civil y la Policía Foral para el paso de los rebaños por poblaciones y carreteras, además se han comprado víveres para toda la ruta y han estado disponibles para cualquier contingencia.

Asimismo ha sido muy relevante detectar y ubicar en el mapa los obstáculos, usurpaciones y posibles mejoras necesarias en la cañada Se ha comprobado que, a pesar del buen trabajo realizado anteriormente por el Gobierno Foral de Navarra, es necesario reparar y sanear algunos abrevaderos para el ganado así como las casillas que permiten refugiarse a los pastores de las inclemencias metereológicas, de hecho en algunos puntos estratégicos habría que dotar la cañada de nuevos abrevaderos y casillas. Otra acción imprescindible es desbrozar la vegetación que invade la ruta en determinados puntos debido a la actual disminución del tránsito de ganado. Al menos hay dos puntos críticos donde además de desbrozar sería necesario despejar la cañada de puntuales obstáculos rocosos puesto que la estrechez y otras circunstancias pueden causar amontonamientos que provoquen la asfixia de las ovejas. La ocupación de la cañada por cultivos, a pesar del amojonamiento existente, es un problema extendido en toda España que habría que abordar con decisión.

Por otro lado, se ha comenzado a explorar la posibilidad de crear productos turísticos de calidad vinculados a la trashumancia y las cañadas, bien durante el propio viaje trashumante, bien en otros momentos del año. Para diseñar conjuntamente esta acción se pretende contar con alguna empresa local de ecoturismo y la implicación de establecimientos hosteleros que ofrezcan cordero de la cañada en sus cartas y menús. Propuestas que sería interesante incorporar en el Plan de Turismo de la Ribera.

“Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo...fueron trashumantes, produce escalofríos pensar que nosotros podemos ser los últimos y enterrar una práctica de siglos. No exageramos al decir que la trashumancia corre riesgo de desaparecer. Este apoyo que nos está dando ASOBAR es muy importante, nos anima a seguir. La sociedad no puede permitirse prescindir de la trashumancia” afirma Lorenzo Fuertes, de 46 años. Ante las dificultades que hoy en día trae consigo la trashumancia otros ganaderos optan por el traslado del ganado en camiones. Transportan 300 reses en cada porte a un precio aproximado de 800 € para salvar los aproximadamente 200 km de carretera. El coste para un rebaño de 1000 reses asciende a unos 2500 € en cada viaje estacional. Es decir, un total de 5000 €/año es ahorrado por cada pastor que hace la cañada, reduciendo con ello la emisión de CO2 y aportando valiosos servicios ecosistémicos como pone de relieve la persistente escolta de alimoches, quebrantahuesos y buitres. El valor del patrimonio cultural que atesora esta práctica tampoco hay dinero que pueda pagarlo, va mucho más allá de lo aparente, está intrincado de forma íntima en la gestión y gobernanza de un extenso territorio de alto valor natural ininterrumpidamente habitado por el ser humano desde el Neolítico.

“Tanto ASOBAR como nuestros ganaderos, especialmente los trashumantes, cuentan y van a contar con todo el apoyo de la Junta Permante de Bardenas Reales en este empeño por rescatar las prácticas tradicionales más beneficiosas para la biodiversidad.De hecho, todos y cada uno de los siete miembros de la Junta han acompañado a los pastores durante alguno de los tramos de la cañada para vivir en primera persona la realidad de la trashumancia” asegura José María Agramonte , presidente de la Comunidad de Bardenas Reales .